Ha suscitado cierto debate en ESF Galicia este texto, básicamente por la necesidad que expresan algunos de lxs opinantes de "cascar algún huevo para poder hacer la tortilla", sin caer en un discurso excesivamente ambiguo y del que apenas se puedan extraer elementos aplicables en el día a día. Pero entonces ¿cuántos huevos habría que cascar?¿de verdad hace falta cascar huevos para hacer tortilla o al menos algo parecido?¿y si realmente la tortilla o similar no es lo más adecuado? Hay también el poso ético-político de las tecnologías (dadas por su contexto de creación y en el seno del cual se desarrollaron), que en este artículo también toca. En ESF sí pensamos que, como mínimo, debe tenerse en cuenta SIEMPRE al analizar la idoneidad de una tecnología para su uso en procesos de desarrollo humano sostenible, consideremos o no ese poso como algo consustancial de la tecnología o simplemente un añadido del entorno (si es consustancial por tanto la tecnología ya no sería neutral. En fin, que ya véis que también dentro de ESF estamos siempre debatiendo (ya hemos hablado de estos temas por ejemplo aquí, e invitado a otras personas que nos cuenten sus reflexiones aquí).
Y vosotrxs, ¿qué opináis?
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Mi opinión es que
se trata de un panfleto altamente demagógico y no me ha gustado.
Pienso que en ESF lo hemos superado ampliamente tanto en el terreno
intelectual como moral. Como argumentación de lo dicho se puede
consultar lo que públicamente decíamos/decimos y
enseñábamos/enseñamos en la asignatura de Introducción a la Cooperación al Desarrollo de la Escuela de Ingenieros de Caminos de la Universidade da Coruña. Pienso también que nuestros hechos nos
avalan, en gran medida.
Creo que la
tecnología, en cualquiera de sus estadios de desarrollo, es una
“herramienta” una “idea” para conseguir “algo”. No es un
fin en sí misma. Ese algo nos puede llevar a “una cultura que
esté configurada por todos aquellos elementos que permiten a una
colectividad ver cumplidas sus aspiraciones sociales: mantener la
vida, satisfacer necesidades y deseos, definir y resolver problemas,
determinar cómo ha de ser su existencia. Es decir, está conformada
por medios materiales, por objetos; por sistemas de organización y
de relación social; por habilidades y destrezas, erudición y
experiencias asimiladas; por símbolos y códigos de comunicación;
por creencias y emociones; esto es, por conocimientos o saberes”
(este párrafo lo he extraído literalmente del artículo que me has
mandado).
Dicho esto y no
decir nada más o lo que es lo mismo decir algo sin abarcar todo el
horizonte pues no me vale. Además hay que tener en cuenta de una
manera real y no académica que como seres humanos que somos, no
somos perfectos en ningún campo o área. La racionalidad del ser
humano no sabe lo que es “bueno o malo”, puesto que estos
conceptos son relativos y no medibles (la acción y/o idea buena para
uno puede ser, en un grado no predecible, buena/mala para otro). Por
lo tanto esta condición no entra en la racionalidad. En consecuencia
la tecnología, como actividad racional humana que es, nos puede
llevar a cualquier punto desde el más excelso al más aberrante.
Lo que si entiende
la racionalidad es de “libertad” por su condición de global y
absoluta. De ahí, y para mi, la idea de que “el hombre es la
medida de todas las cosas”. El hombre “piensa/razona” y a
continuación su condición emocional le lleva a “elegir/tomar una
decisión” y por último su “conciencia”, “espiritualidad”,
“responsabilidad”, “moral” o como se le quiera llamar le
encamina a hacerse responsable de la misma”.
Por lo tanto la
tecnología no es “modernidad”, es actividad humana desde la
noche de los tiempos y, por su propia condición de humana, unas
veces ha sido mal utilizada y/o concebida y/o diseñada… otras bien
y otras mediopensionista.
La equivocación es
un derecho humano por el mero hecho de ser “HUMANO”. El ser
humano ha utilizado, utiliza y utilizará el sistema “error/acierto”
siempre, incluso desde antes de ser “HUMANO”. Por lo tanto no se
debe ir por la vida levantando catedrales extrañas y dando desde sus
púlpitos discursos “fáciles”. Sin embargo si dotamos de más
humildad y generosidad tanto a nuestro ejemplo vital como a nuestra
acción diaria, quizás podamos comprender mejor este mundo y navegar
por él en mejores condiciones todos juntos y evitar episodios
“ilustrados” que no nos llevan a ningún lado coherente con el
ser y el sentir del ser humano.
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