Los compañeros del grupo de comunicación de la Federación ISF nos pidieron una pequeña reflexión-resumen sobre Tecnología para el Desarrollo Humano para la memoria federal 2013, a partir de las distintas reflexiones que hemos ido compartiendo con autores diversos (y las que quedan).
¡¡Aquí la dejamos para empezar bien el año!!
¡¡Aquí la dejamos para empezar bien el año!!
Actualización 14/07/2014. Posteriormente, el 03/02/2014, en Canal Solidario la publicamos con el título "Enfoque de tecnología para el desarrollo humano, más allá de las tecnologías apropiadas", añadiendo el apartado de "¿Y qué puedo hacer yo?". Dado que, desgraciadamente, Canal Solidario dejó de funcionar en junio de 2014, aquí transcribimos también ese apartado.
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Imaginemos una actividad para la que se
necesita un tipo de tecnología y como óptimo se busca que sea:
- Fácil de encontrar o hacer, incluso que se puede hacer en la zona, e incluso fácilmente replicable o adaptable, además de barata.
- Fácil de reparar y mantener, incluso por los propios usuarios, y resistente
- Culturalmente aceptable y asimilable
- Que supere en eficiencia y eficacia a tecnologías anteriormente empleadas para la misma actividad, y de forma que el incremento de eficacia haga que compense el aprendizaje de uso a los posibles usuarios y usuarias (y se la apropien).
Una tecnología que cumpla estas
características parece apropiada (tanto en el sentido de apropiación
por quienes la vayan a usar como por ser adecuada para cubrir la
necesidad para la que se va a usar). De hecho, estas son las
característica más importantes de lo que se ha dado en llamar
tecnologías apropiadas. Pero, desde que ese concepto se
empezó a definir, a finales de los años 60 del siglo pasado, el
debate sobre esta terminología ha ido generando nuevas
denominaciones como el de tecnologías con rostro humano, tecnologías
intermedias y otras.
Sin embargo, en
cualquiera de estas denominaciones se está poniendo “en el
centro” a la propia tecnología (el adjetivo describe a la
propia tecnología) obviando en muchas ocasiones su propósito final
y por tanto despojándola de su componente ético-político.
Ha habido interesantes reflexiones de filósofos como Marcuse o
Habermas sobre si es posible aislar totalmente la tecnología de esa
componente ético-política. Ha habido y hay intereses de
“neutralizar” a la tecnología diciendo que “no es buena ni
mala”, aunque en ocasiones se matiza que “depende de como se
use”. En Ingeniería Sin Fronteras compartimos la opinión de que
ese uso viene definitivamente determinado por una intencionalidad
profunda de la tecnología concreta a la que nos estamos refiriendo
y, sobre todo, del modelo de desarrollo en y para el que se concibe.
Se da por tanto una dualidad. Por ejemplo, las armas desarrolladas en
el siglo XX, tomadas aisladamente, pudieran considerarse en ciertos
contextos como tecnología apropiada (e incluso que tengan una
finalidad concreta que no parece ir en contra del concepto de
promoción del desarrollo humano y la ciudadanía global, si se trata
de protección de población civil, por ejemplo). Pero en el contexto
de carrera armamentística en el que se desarrollaron, la
intencionalidad profunda de las armas no parece muy en la línea de
lo que entendemos por desarrollo humano, ¿no? De ahí la tendencia
“anti-armamentística” de la asociación (con campañas como No a la Investigación Militar).
De estas reflexiones se ha ido (y
continúa) construyendo el enfoque de tecnología para el
desarrollo humano (TpDH), donde se toma a la tecnología como un
medio para lograr un fin, teniendo siempre en cuenta esa
intencionalidad profunda (con su consiguiente componente
ético-político), pero sin perder de vista esa dualidad. El fin es
el “desarrollo humano”, sea lo que sea, ya que es un concepto en
permanente discusión. Lo que parece que va generando acuerdo es que
ese concepto tiene que ver entre otras cosas con derechos humanos,
igualdad de oportunidades, equidad, protección de personas y grupos
vulnerables y acceso a servicios básicos y, algo quizás más
importante, la soberanía individual y de cada pueblo y el derecho
a la participación en la definición del desarrollo dada por
el concepto de ciudadanía.
Pero tampoco se pierde de vista la componente técnica más neutral,
compartiendo para ello el concepto de tecnologías apropiadas.
Ingeniería Sin Fronteras
entiende que, por principios éticos, la técnica debe estar al
servicio del ser humano, y que para
conseguir esto, es necesario enfocar su gestión desde una
perspectiva de generación de conocimiento. Cuestiona, por tanto,
la relevancia de las tecnologías clasificadas intrínseca y
únicamente como apropiadas, así como los programas de desarrollo
tecnológico que no incorporan la visión y la participación del
usuario final desde su propia definición (clave para ello el enfoque
de fortalecimiento de capacidades y derechos), y una finalidad de
desarrollo humano. De ahí la importancia de incluir este
enfoque en cualquier acción de desarrollo donde se emplee
tecnología en su sentido amplio (soluciones materiales y también
metodológicas) y no sólo en el ámbito de la cooperación
internacional (que es donde inicialmente surgió e Ingeniería Sin
Fronteras lo adoptó como su rasgo de especialización).
¿Por qué el enfoque
TpDH es clave dentro de cualquier acción de desarrollo?
Porque la tecnología es
un factor esencial de la producción y está presente en
prácticamente cualquier actividad humana hoy en día. La
introducción de nuevas tecnologías o el desarrollo de las
existentes en una sociedad constituye uno de los medios para
contribuir a su desarrollo, pero no de cualquier manera.
Porque los adelantos en
el desarrollo humano y la erradicación de la pobreza logrados en el
siglo XX se han basado en gran medida en adelantos tecnológicos.
Por la constatación de
que, acompañando procesos de desarrollo, es posible cambiar la
realidad especialmente a través de dos instrumentos, diferentes,
aunque íntimamente relacionados:
• Las acciones directas
de acompañamiento de las personas y comunidades más necesitadas en
la construcción de su propio desarrollo (dimensión local).
• Las acciones de
influencia en el plano político destinadas a cambiar el marco de
relación entre los distintos actores sociales, tanto en el ámbito
local como en el internacional (dimensión global).
En ambos casos la
tecnología juega un papel importantísimo, en el primer caso de la
mano de acceso a servicios básicos y empoderamiento, y en el segundo
por la dimensión global del consumo tecnológico y su vinculación a
los Derechos Humanos (explotación laboral en la obtención de
materias primas, por ejemplo). Así, la tecnología está
directamente relacionada con el modelo de desarrollo, por tanto es
necesario orientarla hacia la promoción del Desarrollo Humano y las
necesidades básicas ya que “existe una particular necesidad de
tecnologías que satisfagan las necesidades de los pobres”( PNUD,
1998).
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¿Y QUÉ PUEDO HACER YO?
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¿Y QUÉ PUEDO HACER YO?
- Todas las personas somos usuarias de tecnología,
y con ese uso podemos cambiar el mundo (al usar
tecnología también hacemos política). Profundiza sobre el concepto
de tecnología para el desarrollo humano para defender el hecho
tecnológico incluyendo su componente ético-política. Aquí
hay un repositorio donde se irá recopilando documentación sobre el
tema ordenada según su complicación.
- Defiende una educación en tecnología
no basada en la parte más técnica, sino integral y con enfoque de
desarrollo humano. Para empezar, que no resten horas a la asignatura
de tecnología (como ocurre con la LOMCE) por una pretendida
implantación “transversal” de los aspectos tecnológicos en
otras materias, lo cual sólo es una manera de invisibilizar la parte
más filosófica-ética de la misma, que se podía incluir en el
curriculum de la asignatura, dándole más importancia a la parte más
utilitarista (y neutral) de la tecnología. Hay distintas plataformas
que defienden que se mantenga esta asignatura, como PEAPT.
- Apoya y difunde campañas que visibilicen
la tecnología como hecho integral que e puede facilitar un
“buen vivir” para todas las personas (con especial atención a
los grupos “sin voz”), como las de Electrónica
Ética, Ciencia
Libre, No a
la investigación militar, acceso y buena gobernanza de servicios
básicos como TIC (con la promoción del uso de software
libre y hardware
libre), agua, energía
, soberanía
alimentaria, tratamiento adecuado de resíduos, etc.
- Participa en movimientos que defienden la
soberanía tecnológica como un aspecto clave del “ejercicio
de ciudadanía activa y responsable” y huyen de la interesada
neutralidad tecnológica que se pretende imponer. Pueden ser desde
algunos movimientos de hackers
o makers, a
asociaciones de desarrollo como Ingeniería
Sin Fronteras o ambientalistas como Amigos
de la Tierra o Ecologistas
en Acción, o simplemente grupos que practican alguna modalidad
de la filosofía DIY
(do it yourself), desde manualidades a huertos urbanos.
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