25 feb 2015

Documento de Etnomedicina. Carta a un amigo cooperante en una cultura o subcultura distinta de la suya


Querido amigo:

revisando por curiosidad uno de los libros de parasitología humana que hube de estudiar en la carrera me he dado cuenta de que trae datos interesantes sobre la medicina popular, etnomedicina o antropología médica al tratar de la eliminación de los piojos humanos hacía el primer tercio del siglo pasado. Se aprecian ante este hecho varias posturas que son interesantes para el propósito de este trabajo que es hacer un breve protocolo de aplicación de la antropología cultural a la práctica de la medicina animal y humana en cualquier cultura.

Piojo humano (foto de Gilles San Martín)


1.- Una de las causas que impiden la eliminación de una plaga o enfermedad es la falta de consideración de ésta como tal, o que aún teniéndola se piense que no se puede hacer nada ante ella con los recursos disponibles en la zona.

El caso práctico que se cita es el de un campesino lleno de piojos,"pediculus humanis corporis", que dice que si el año es propio para ellos de nada vale cambiar la camisa.

Aquí se pueden apreciar varias ideas: 
a) Saber que la abundancia de piojos es especialmente intensa en determinados momentos.
b) Que un remedio en época normal es cambiar la camisa, lo cual es una forma de higiene que puede ser suficiente o conveniente en algunas época.
c) Que considera que es imposible afrontar el problema con los conocimientos y medios de los que dispone.

2.- En algunas culturas se considera que la aparición de piojos en una persona puede deberse a “mal de ojo” que otra le ha echado.

Como la causa de la enfermedad se considera que pertenece a la esfera del imaginario de la creencia mágica/religiosa, la terapia a aplicar ha de ser de este mismo tipo pues no se va a actuar directamente sobre el piojo sino sobre “el mal de ojo” y el causante del mismo.

A veces el ritual es puramente simbólico y por tanto no actúa sobre el piojo y de aquí su inutilidad. Salvo que consideremos la posibilidad del efecto placebo pues el afectado por el mal al creer que este se está marchando o se va a marchar mejore sus actitudes de defensa frente a la enfermedad.

En alguno de los rituales se quema o se bendice alguna prenda con piojos con lo cual se actuaría sobre una mínima parte del problema y este continúa.


3. El autor cita su propia experiencia durante una guerra en el norte de África donde los naturales del país se quitaban los piojos y los dejaban vivos en el suelo por creer que no se debían matar estos animales. La consecuencia es que en las trincheras había una verdadera plaga de estos parásitos molestos en si mismos y posibles vectores de varias enfermedades.

El caso expuesto indica como una creencia vinculada con lo simbólico impide el tratamiento de una enfermedad que a su vez puede ser la causa de otras muchas.

Salvo el citado presunto efecto placebo, que se puede dar el quitarse los piojos, no vemos nada positivo en esta práctica de cara a eliminar el problema, salvo que los que se quitan los piojos, aunque sea para dejarlos vivos, saben que necesitan quitárselos de encima.

Como complemento de lo anterior añado una experiencia, aportada por otra persona, en este campo de la medicina animal.

Un veterinario, V, vista a un campesino, C, para ver el estado del becerro recién parido. El diálogo que se desarrolla es aproximadamente del siguiente modo:

V.- ¿ Cómo está el animal?
Vida (foto de Gonzalo Vergara)
C.- Bien
V.- ¿ Qué lleva al cuello?
C.- Un collar de … (planta medicinal)
V.- ¿ Para qué sirve?
C.- Es cosa buena.
V.- Bueno, daño no le va a hacer. No se olvide lavarlo bien con agua caliente todos los días.
C.- Bueno, daño no le va a hacer.

El diálogo, si es que de tal puede calificarse, ya que se oyen pero no parecen escucharse, apreciar lo que le otro le dice, se desarrolla en dos lenguas románicas distintas, en la cuadra donde se encuentra el animal.

El tono, las lenguas empleadas y el contenido de la conversación expresan la idea de que cada uno se aferra a su mundo y no le da interés o menosprecia el del otro. De este modo aunque el campesino mantenga la higiene del animal y con ello evite riesgos no está muy convencido del valor de esta práctica y puede que incluso no llegue a emplearla.

Por otra parte el veterinario no muestra la mínima inquietud sobre la naturaleza de la planta, que sí es empleada con diversos usos en la cultura popular, uno de ellos precisamente el envenenamiento del agua de las pozas de los ríos para capturar las truchas. C la usa como elemento protector de tipo simbólico contra el mal de ojo o la “envidia” por lo que no tiene ningún efecto positivo sobre el animal, aunque si pueda tenerlo negativo por ser una planta con algún componente tóxico.

Otro aspecto negativo indirecto es el de que, al considerar que con el uso de la planta es suficiente, se rechacen otras posibilidades, bien de la medicina animal oficial o bien otras de la tradicional, que de hecho posee una farmacopea muy valiosa y práctica.

Cuando en nuestra cultura una persona esta enferma el problema es total pues a mayores de los problemas físicos tiene las preocupaciones que implica el ser más vulnerable y el abandonar sus formas de vida habituales. Se puede decir que toda enfermedad es psicosomática, que afecta a cuerpo y mente, en tanto estos conceptos separados puedan tener sentido sin la referencia de uno a otro. Pues bien en esto momento de debilidad, pérdida de poder y vulnerabilidad, acude a una institución en la que, el caso es mucho más grave, si ha de ser internado, en la que se ve en un medio extraño donde la gente viste de otra manera, las prácticas cotidianas desde la higiene hasta la alimentación, pasando por los horarios y el trato con las personas es totalmente distinto y escucha un lenguaje técnico y observa gestos estereotipados que no conoce.

En otras palabras, cuando se es más vulnerable se le introduce en una cultura muy distinta a la suya habitual, nada más y nada menos que dentro de una instalación o sistema que realmente es parte de la subcultura médica, que él poco conoce con lo cual sufre un “choque cultural”, que aún en personas sanas provoca trastornos mientras dura el período de adaptación.

Estos efectos negativos se van paliando hasta ahora, salvo excepciones, dejando abierto o facilitando el contacto lo más frecuente posible con la cultura a la que pertenece el paciente mediante visitas, regalos de amigos y familiares, etc. Aunque a veces algunas de estas prácticas tiene cierto riesgo pues los visitantes externos favorecen la posibilidad de infecciones o la de suministrar clandestinamente algún objeto o alimento inadecuado.

Hay que tratar de equilibrar los dos aspectos pues los contactos con el exterior son muy importantes como hemos comprobado entre algunos grupos étnicos, que cuando una persona cualquiera enferma acuden a menudo o duermen a su lado sus familiares y que cuando se considera el caso de alguna persona de cierta importancia acuden representantes de todas las familias que dependen de él hasta el punto de que literalmente permanecen alrededor de su habitación.

Resulta claro que el ver a su lado a un montón de personas que lo quieren, que lo respetan, que rezan por él, que lo miman, que reconocen su poder y su personalidad, que le dan su amor y que desean su curación, tiene un claro efecto terapéutico desde el punta de vista psicosomático.

Por ello ha de evaluarse el riesgo y el beneficio de estas prácticas sociales tratando de reducir los primeros y potenciando los segundos.

Psiquiatría y curanderismo.

Hemos recogido la información de que hace algún tiempo algunos psiquiatras sabían que varios de sus pacientes, sobre todo los de origen rural o de pequeñas villas, acudían a recibir tratamiento por la misma dolencia a curanderos y a santuarios, donde especialistas en el campo de la medicina tradicional considerada como vinculada con el mundo de la magia /religión, que a veces puede tratarse de los mismos sacerdotes que practican el exorcismo a los que se consideran supuestamente endemoniados. Sabedores de esta noticia y convencidos de que ir contracorriente sería contraproducente, en vez de luchar contra esto o denunciar a los curanderos y demás han negociado con ellos y llegado a un acuerdo positivo para ambas partes, consistente en que los médicos psiquiatras oficiales no los denunciarán con la condición de que con la práctica de la medicina mágico/religiosa o naturista recomienden con fuerza a sus pacientes que tomen los fármacos y sigan las pautas terapéuticas de los médicos.

Este acuerdo ha sido positivo para todos los implicados en la mayor parte de los casos, pues los médicos pueden ejercer su profesión en la confianza de que sus consejos serán respetados; los curanderos sacan el mismo provecho y los pacientes se benefician por igual de la perspectiva farmacológica y terapéutica por doble canal con lo cual no empeoran sus condiciones sino que aumentan las posibilidades de control y curación. En este caso se ven apoyados en su cultura propia, del medio en que han sido educados y en el que viven y por otro lado reciben otros consejos valiosos y unos fármacos adecuados a sus necesidades. Esto es una muestra de como en un país con una medicina oficial de calidad ésta se complementa con la aplicación de las creencias tradicionales de la población del país: aquellos que pertenecen a la cultura popular campesina y marinera.

Otra cuestión, no estrictamente ligada a la práctica médica es la acción de algunos grupos encargados de cuestiones de desarrollo en otros países, que presuntamente pudieran actuar sin un adecuado reconocimiento previo de las características de las culturas locales y sin haberlas escuchado primero.

Se cuenta que uno de estos grupos decidió instalar en un lugar una granja de conejos con las instrucciones concretas de cuantos ejemplares y de que tamaños podían extraer para la alimentación manteniendo una manada con la reproducción viable garantizada.

Pasados unos meses los cooperantes, desde ahora C, volvieron de visita al poblado donde se había instalado la granja de conejos y la encontraron vacía por lo que decidieron hablar con los indígenas, desde ahora I, que habían quedado a su cuidado.

C. ¿ Dónde están los conejos? No debisteis comerlos todos juntos al mismo tiempo, tal como os dijimos.
I. Los soltamos, no los comimos.
C. ¿ Por qué?
I. Nosotros no comemos conejos porque son animales sagrados vinculados con una diosa..
C. ¿ Entonces por qué no nos lo dijisteis y al contrario nos ayudasteis con entusiasmo a construir las instalaciones?
I. Porque sois buena gente que viene a ayudar y no queríamos ser descorteses con vosotros.

Este fracaso es una muestra de cómo el camino del infierno está lleno de buenas intenciones, de lo cual, usando el noble arte de escarmentar en cabeza ajena, se puede inferir que es necesario el conocimiento de la antropología aplicada al desarrollo antes de meterse en operaciones cierta envergadura. Esta disciplina consiste en aplicar los conocimientos científicos de la antropología cultural para mejorar las condiciones de la vida humana. A pesar de su noble intención la historia reciente está llena de fallos famosos como el citado.
La antropología aplicada no es infalible, pero ayuda a superar muchos problemas y aprovechar mucho mejor los recursos disponibles, siempre insuficientes para solucionar los graves problemas técnicamente solucionables de este mundo.


El caso de las parasitosis.

En este caso como en cualquier otro hay que conocer todas las creencias verdaderas o falsas y las prácticas efectivas o inútiles para tratar el problema. Estudiar el ciclo del parásito y como se establece y deja su contacto con el hospedador humano para ver lo que ocurre en realidad y como es percibido en la cultura. Después convendrá analizar el valor positivo de la ciencia nativa ver que resulta útil en el presente, lo que se puede mejorar. Para esto conviene una observación detenida y una serie de análisis y experimentos que puedan demostrar sus posibilidades para después tratar de mejorarlas en el campo o enviando las muestras a un laboratorio especializado.

Es este caso se trataría de estudiar los remedios desde los simplemente mecánicos como los mosquiteros, puertas y ventanas protegidas, plantas que repelen a los insectos portadores, trampas para los vectores, drenaje de terrenos húmedos cuando sea preciso, introducción del control biológico de plagas usando peces, otros insectos, aves, etc. de acuerdo con la experiencia tradicional y los resultados de innovaciones foráneas introducidas en otras áreas. El examen de las casas indígenas y de sus prácticas higiénicas es imprescindible para aprovechar las soluciones tradicionales efectivas e incorporar lo que necesiten a ser posible aprovechando al máximo los recursos del país.

Muchas de las novedades a introducir en varios aspectos de su vida han de ser explicadas con claridad y de un modo muy próximo a sus categorías de pensamiento para que sean aceptadas y no esta mal que haya explicaciones detalladas de los procesos con experimentos prácticos: se trata de una pedagogía intercultural para que se puedan beneficiar de un modo óptimo de la síntesis entre lo tradicional y lo moderno, entre lo propio y lo foráneo, que diese un producto mixto sin alterar mucho las tradiciones. Así por ejemplo en el caso de las plantas se pueden estudiar las propias de la zona usadas para repeler a los portadores, para hacer medicinas más potentes, etc.

Las prácticas higiénicas nuevas han de estar acordes con su visión del tema pues si la población entiende que el calor no desinfecta no hará caso de esta afirmación y habrá que utilizar otra estrategia de las muchas que se conocen a lo largo de la historia para introducir novedades, entre ellas los cultivos, como se puede referir del cultivo de la patata.

Para difundir el cultivo de la patata en Europa el político francés Parmentier hizo que el rey de Francia la comiese en banquetes oficiales compartiéndola con los nobles para que se impusiese por razón de prestigio como un alimento de moda entre toda la población francesa.
Antoine Parmentier (Wikipedia)



Otra de las medidas del político francés fue hacer una plantación de patatas en sus tierras que era custodiada durante el día por un cuerpo de guardia, que a la noche se retiraba. De este modo se veía a la patata como bien valioso y de noche algunas personas entraban a robarla de esta forma se fue difundiendo esta planta que tantas hambres evitó aunque indirectamente haya sido un factor que intervino en las famosas hambrunas irlandesas.

El modelo alemán fue más coercitivo por cuando el rey de Prusia estableció que los soldados comiesen patatas y aprendiesen a cultivarlas durante el cumplimiento del servicio militar resultando de tal manera que al licenciarse y volver a su vida cotidiana civil difundiesen el citado tubérculo.

El uso de la antropología aplicada cuya finalidad es usar los conocimientos de la cultura de una población para mejorar las necesidades de sus habitantes resulta muy valioso para plantear las estrategias sobre las epidemias de cualquier tipo, infecciones, plagas y parasitosis.


A modo de conclusión

Lo expuesto nos lleva a plantear varias consideraciones importantes:


1. La medicina oficial que se estudia en las facultades de Medicina es sólo una de las múltiples formas de cuidar la salud, que puede ser compatible con los efectos positivos de muchas de ellas.


2. Lo primero es estudiar la antropología médica o etnomedicina o medicina popular de la población sobre la que va a compartir el conocimiento de la medicina oficial.


3. Hay que ver cuales son las prácticas de la cultura en la que se va a convivir que han de ser neutralizadas o eliminadas por su valor negativo directo o indirecto.


4. Las prácticas positivas han de ser utilizadas y su estudio desarrollado a fin de aprovechar del mejor modo posible su potencialidad curativa.


5. Resulta muy conveniente integrar en la medida de lo posible lo bueno de los diferentes tipos de medicina, la del médico y la de la cultura a la que pertenece el paciente pues así la acción curativa se ve potenciada.


6. Conviene reflexionar sobre el valor del placebo y el concepto psicosomático de la enfermedad y de la terapia. No cabe duda que si la medicina foránea va acompañada de ritos socialmente admitidos como terapéuticos por la comunidad del paciente este tiene más posibilidades de mejorar.


7. Esto implica un deseo de aprender del otro, de renunciar al etnocentrismo y estar abierto al diálogo: aceptar y dar explicaciones. Habrá que utilizar muchas categorías mentales del otro para entenderlo y que nos entienda.

8. En la terapia se ha de tratar de mantener al enfermo lo más posibles dentro de su contexto cultural sino puede ser peor el remedio que la enfermedad.


9. Es conveniente la enseñanza de la antropología médica aplicada a las gentes que van a realizar labor sanitaria en culturas distintas, aunque sea simplemente en las diferentes subculturas de la sociedad a la que pertenece.

10. Se acaba la era de las especialidades cerradas y del divorcio ciencias de la naturaleza y de la cultura. Solamente la ciencia integrada, sin adjetivos, de corte holístico e interdisciplinar puede dar la respuesta adecuada a las necesidades de nuestro mundo.


José Manuel Vázquez Varela "Coco". 
Antropólogo. Profesor Jubilado de Prehistoria de la Universidad de Santiago de Compostela
Asesor de Enxeñería Sen Fronteiras Galicia en temas de multiculturalidad y tecnologías apropiadas.

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