30 sept 2016

¿Tecnociencia para luchar contra la desigualdad o para empeorarla? Análisis de los Informes de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España

Tecnoloxía igualitaria e emancipadora
El sistema educativo pone al servicio de las y los estudiantes herramientas claves para que adquieran conocimientos y, cada vez más, para que sepan aplicarlos. Pero se detecta que, de forma general, en los planes de estudio, especialmente en las formaciones más técnicas, existe una carencia de formación en valores y pensamiento crítico (llegando a hablarse de neutralidad ideológica de la formación técnica), faltando una sensibilización y conciencia crítica sobre las desigualdades, desequilibrios existentes en el mundo y sus causas, y como usar la tecnología para paliarla en vez de para mantener el sistema injusto (o empeorarlo). Esto, que era una hipótesis de trabajo por la experiencia de la asociación en el ámbito tecnológico desde su nacimiento en 1993, aparece de nuevo en un diagnóstico entre profesorado universitario elaborado en 2013 y 2014 por encargo de Enxeñería Sen Fronteiras Galicia entre profesorado universitario de las universidades gallegas.

Tecnoloxía siniestra...
Pero además, y eso es lo que nos ocupa hoy, también vemos indicios del aumento de la desconfianza por parte de la opinión pública en algunos aspectos de la tecnociencia. Nos hemos fijado en el Informe Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España, coordinado por el Departamento de Cultura Científica y de la Innovación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, que se realiza cada dos años desde 2002.



En 2014, un 51,4% das persoas pensaba que el progreso científico aporta más desventajas que ventajas en la “reducción de diferencias entre países ricos y pobres, frente a un 47,3% que opinaba lo contrario. Aunque la percepción no tiene por que ser la realidad, es preocupante ya solo el hecho de que exista y sea tan importante en la sociedad civil española. Otro dato inquietante es la tendencia a empeorar desde 2008, como se observa en el gráfico 1, que muestra como se produce el sorpasso precisamente entre 2012 y 2014.

Gráfico 1 (elaboración propia a partir de datos de los Informes de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España)
Esta percepción es además coincidente con la percepción de ESF de que ciencia y tecnología no están sirviendo para asegurar una igualdad de oportunidades para las personas y un acceso igualitaria a la riqueza, a pesar de que existen recursos para que todas las personas puedan vivir dignamente y acceder a unos servicios básicos sea donde sea su lugar de nacimiento, en la línea de una justicia social global (basada en que las personas tienen derecho a elegir su propio desarrollo, y para ello son necesarias unas mínimas condiciones de partida, algo que parece lógico, justo y ético, ¿no?).

En 2002, 2004 y 2006 se hacían otras preguntas en la encuesta que, desgraciadamente, se eliminaron de las ediciones posteriores, que tenían que ver específicamente con si la ciencia y la tecnología ayudarán a acabar con la pobreza y el hambre en el mundo (afirmación que tuvo una aceptación de 2,49, 2,61 y 2,65 sobre 5 en cada uno de los años mencionados, leve tendencia al alza que no oculta una división grande de opinión en la sociedad, que sí tenía más claro que la ciencia y la tecnología están aumentando las diferencias entre los países ricos y los países pobres, como indica el 3,72, 3,89, y 3,76 sobre 5 de coincidencia con esa afirmación). O sea, que no estaba nada claro que la tecnociencia estuviera ayudando a acabar con el hambre y la pobreza, y encima parecía aumentar las desigualdades entre países (lo cual se mantuvo entre los años 2008 y 2014, como se vio ya en el gráfico 1, aunque la pregunta tenía un enfoque ligeramente distinto).

En 2004 y 2006 también se preguntó la opinión sobre la afirmación la ciencia y la tecnología no se interesan por las verdaderas necesidades sociales, lo cual suscitó una coincidencia de 3,1 y 3,09 sobre 5 respectivamente en cada año. La pregunta natural entonces sería, ¿por qué se están interesando entonces la tecnociencia?¿no se deberían interesar por esas necesidades?¿qué está ocurriendo para que eso no sea así, o por lo menos que la mayoría de la gente piense que no está siendo así?

Y es que al final la propia tecnociencia no puede escapar del contexto socioeconómico dominante en y para el que se desarrolla, que no promueve precisamente la igualdad (como se puede comprobar en informes como el Informe de Desarrollo Humano 2015, donde se indica que casi o 80% da población posee solo el 6% de la riqueza global y en 2016 se llegará a que el 1% más rico de la población supere el 50% de participación en la riqueza). Es un tortazo al optimismo tecnocientífico que se bombardea a la sociedad desde medios muy dispares, aunque parece que la gente no se lo acaba de creer.

Una prueba de esta desconfianza hacia que la tecnociencia esté contribuyendo
al bien común es el hecho de que la ciudadanía está de acuerdo en gran medida (más de 4 sobre 5) con la afirmación de que Mientras se desconozcan las consecuencias de una nueva tecnología, se debería actuar con cautela y controlar su uso para proteger la salud y el medioambiente, cautela cuya tendencia va al alza desde 2008 tras caer desde 2004, siendo particularmente llamativa el alza entre 2012 y 2014 (los dos últimos años de realizado el estudio, ver gráfico 2).


Gráfico 2 (elaboración propia a partir de datos de los Informes de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España)

En la encuesta también se preguntaba algo similar a lo anterior, pero de otro modo, de forma que ante la afirmación Es erróneo imponer restricciones a las nuevas tecnologías hasta que se demuestre científicamente que pueden causar daños graves a los seres humanos y al medioambiente se observa un grado de acuerdo mucho menor que en la anterior (gráfico 3), presentando además una  tendencia a la baja.


Gráfico 3 (elaboración propia a partir de datos de los Informes de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España)

En línea con la valoración de la percepción sobre la necesidad de más control ciudadano sobre la tecnociencia, se preguntaba el grado de acuerdo respecto a si Los ciudadanos deberían desempeñar un papel más importante en las decisiones sobre ciencia y tecnología, observándose un gran repunte respecto a esta afirmación entre 2010 y 2014 (y estando en toda la serie histórica por encima de 3 sobre 5, ver gráfico 4).
Gráfico 4 (elaboración propia a partir de datos de los Informes de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España)


Una pregunta que podría estar en línea de las anteriores, pero tiene unas connotaciones probablemente más profundas, es la de opinar si En la elaboración de leyes y regulaciones, los valores y las actitudes son tan importantes como los conocimientos científicos, con una media de acuerdo que se mantiene en la serie histórica prácticamente entre 3,5 y 3,8 (sobre 5). Llama la atención como tras una tendencia a la baja hasta 2012, hay un gran repunte en 2014 (gráfico 5). 


Gráfico 5 (elaboración propia a partir de datos de los Informes de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España)



Quizás el contexto de crisis y el desencanto de la población ante muchas instituciones, pero también valores o dogmas tradicionales (entre los cuales el tecno-optimismo ocupaba un espacio importante), está detrás de estos datos. Se trata de una ocasión inmejorable para, no demonizar la tecnociencia, sino para reforzar su vocación de estar al servicio de (TODAS) las personas para construir una sociedad donde merezca la pena vivir, y para que la ciudadanía tenga sobre ella una mayor gobernanza y capacidad de decisión sobre como orientarla. Lo mismo es extrapolable en el caso de muchos otros elementos claves para la vida en sociedad, ya que parece que se ha querido apartar a la ciudadanía de la toma de decisión de muchos de estos elementos importantes, una suerte de "todo para el pueblo pero sin el pueblo". Para buscar una tecnociencia más enfocada al bien común y la emancipación serán claves la promoción del pensamiento crítico, libre de dogmas (también en lo que tiene que ver con la idealización de la tecnociencia), y no descuidar la formación "humanista" en todos los ámbitos, también en el tecnocientífico (desgraciadamente últimamente parece claro que la robótica va ganando a la filosofía...).

¿Cómo interpretaríais vosotros estos datos?

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