5 dic 2009

Trabajo en equipo (III)

Siguiendo con la descripción de la fructífera tarde de formación de la Xuntanza, hoy os explico dos dinámicas más.

Alcanzar la otra punta de la habitación con los ojos vendados
Descripción
Al igual que en la dinámica anterior la realización de esta se hizo en equipos que, de hecho, fueron los mismos. Cada uno de ellos se dispuso en una esquina de la habitación y el objetivo era, simplemente, que tres de los miembros alcanzasen el extremo opuesto con los ojos vendados antes que los de los otros grupos. En este caso, la restricción era que ninguno de los otros miembros del equipo "videntes" podía tocar a los "ciegos" (ni a los de su equipo ni a los de los contrarios) ni estos podían tocar a los de los otros grupos.

Desarrollo
Una vez que los tres ciegos de cada grupo estuvieron en sus respectivas posiciones, se dió el "pistoletazo de salida". En este momento se pusieron a la vista (bueno para mi no que iba con los ojos vendados :)) cada una de las estrategias definidas por cada equipo. El principal problema a salvar era el choque evidente que se iba a producir en el centro de la sala, ya que cada equipo partía de cada una de las esquinas. Así, la mayoría de los grupos optó por usar a los miembros "videntes" a modo de lazarillos que iban indicándole el camino para evitar los choques.

Moralejas
Uno de los grupos, en lugar de ir con cada ciego uno por uno, decidió que los tres fuesen unidos, pegados unos a otros, como si de uno solo se tratase. De esta manera tenía que guiar a "un solo" ciego. En ningún momento se dijo que esto no se pudiese hacer y, sin embargo, y tal como se comentó a posteriori el resto de grupos daba por hecho de que no. Quizás el motivo de esto fuese la existencia de otra regla parecida que sí lo impedía pero, que en todo caso, era eso: otra regla para otra circunstancia. ¿Qué sacamos de aquí? En ocasiones nos autoimponemos restricciones/ataduras que limitan nuestro trabajo.

Apoyo en los compañeros. Entre el caos en el que se sumió la sala durante la actividad hubo momentos en los que los ciegos estaban más arropados que en otros. Obviamente se sentían más seguros cuando tenían a un compañero cerca indicándole el camino y advirtiéndole de los obstáculos. Bien, esto es evidente en este contexto. Pero si lo extrapolamos a otros más habituales, deja de serlo tanto y sin embargo se mantiene igualmente válido. Pensemos en nuestras actividades diarias, tanto en la asociación como en otros ámbitos, donde tenemos compañeros realizando sus tareas con mayor o menor acierto en función de distintos factores como su conocimiento de la materia, conocimiento de la situación, experiencia, motivación, etc. Probablemente podamos aportar algo a su tarea, rellenando alguna carencia y ayudando, de esta manera, a lograr el objetivo.


Elevar hasta la altura de la cabeza un cubo con ayuda de dos cintas

A diferencia de las anteriores esta dinámica no se realizó en grupos, sino en parejas. A cada pareja se le proporcionó una cinta, tal como veréis en la fotos, con la cual tenía que elevar un cubo hasta la altura de la cabeza. La cinta debería estar estirada, cada lado de la misma a cada lado del cubo y a la altura de su base, es decir, nada de artimañas raras.


Pepe empezando el proceso. Introduciendo, con mucho cuidado, la cinta debajo del cubo

Para realizar esta actividad disponíamos de un tiempo limitado que, como pudimos comprobar, fue también insuficiente, ya que ninguna de las tres parejas consiguió su objetivo. Pero, ¿cuál era el objetivo? Ya se ha dicho! elevar el cubo hasta la cabeza. Con una cinta comprobamos que era imposible, pero ¿cómo sería con dos? ¿o incluso con tres? Porque disponíamos de tres cintas en la sala... ¿por qué no pensamos en unirnos y elevar cada uno de los cubos entre las tres parejas? De esa manera lograríamos cada una su objetivo... Pues parece que nos cegamos por la competividad. Nadie en ningún momento había dicho que había que competir, nada sobre quien acabase primero, nada sobre ganadores y, sin embargo, en la práctica no pensamos en unir nuestras fuerzas de manera colaborativa. Y esto es precisamente lo aprendido en esta dinámica: en multitud de ocasiones el hecho de alcanzar nuestros objetivos no implica que otros grupos no lo puedan hacer también de manera que abordar el problema de manera colaborativa puede ayudar a que dichos objetivos se alcancen de manera más eficaz y eficiente.

Aquí la solución al problema...



Aquí otra perspectiva de otro grupo. Vemos como nos apoyábamos literalmente unos en otros para subir al mismo ritmo, es decir, para coordinarnos mejor. Moraleja: si no nos coordinamos no se alcanza el objetivo. Hagamos uso de todos nuestros medios para que dicha coordinación sea lo más eficaz posible

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1 comentario:

Sabela dijo...

Oh, cómo me gustan estas dinámicas! Pero seguimos queriendo más fotos :)