14 dic 2016

ESF EN RED. CONAMA 2016

Hace unos días, del 28 al 1 de diciembre, gracias a la financiación de Cooperación Galega da Xunta de Galicia,  me encontraba asistiendo al Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) en su XIII edición, cuyo lema aseveraba “La respuesta es verde”. En dicho evento se desarrollaron sesiones técnicas, grupos de trabajo, salas dinámicas, talleres y actividades especiales alrededor de nueve temáticas principales. A lo largo de tres días he asistido a diversas sesiones técnicas relacionadas con cinco de ellas: ‘energía, eficiencia y cambio climático’, ‘desarrollo rural’, ‘economía y sociedad’, ‘agua’ y ‘residuos’. 



En la sesión sobre ‘desarrollo rural’ participé como trabajo en red de Enxeñería Sen Fronteiras, la cual llevaba como título “Agricultura, suelos y cambio climático” y, como apuntaba el programa, tenía el objetivo de mostrar la relevancia que debe tener en los próximos años la agricultura en la lucha contra el cambio climático, tanto con iniciativas públicas como privadas.

En primer lugar, y para entrar en materia, el catedrático de edafología Rafael Espejo Serrano de la Universidad Politécnica de Madrid, una representante de la Oficina Española de Cambio Climático del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (OECC-MAPAMA) y Nuria Parpal, directora del programa LIFE CLINOMICS de la Diputación de Barcelona, definieron el marco general alrededor del cual se desarrollaría la sesión. Como primera idea, latente a lo largo de toda la mesa, se comentó ampliamente la grave problemática de la pérdida de materia orgánica de los suelos, abandonando de esta manera el concepto de los mismos como almacén natural de carbono, tan necesario en la lucha contra el cambio climático. Gran parte de este carbono almacenado se pierde en forma de emisiones de CO2 a la atmósfera en el proceso de aireación provocado por el laboreo. Por tanto, se toma como alternativa acercar el ecosistema agrario al ecosistema natural, de cara a conseguir un balance más cercano a la realidad… ¿Cómo? A través de la denominada “agricultura de conservación”, basada en una mínima alteración del suelo, una cobertura permanente y la rotación de cultivos, todo ello adaptado a las diferentes zonas y sistemas de producción.  En esta línea, se ha lanzado la Iniciativa 4x1000 (+ info) como plan de acción voluntario en el marco de la Agenda de Acción Lima-París. Por otro lado, el programa catalán LIFE CLINOMICS (+ info), cofinanciado con fondos europeos, es un buen ejemplo de una manera efectiva de fomentar la participación, implicación y concienciación de entidades locales de los sectores agroforestal, turismo y pesca en la adaptación al cambio climático.

Tras esta primera toma de contacto, la siguiente mesa consistió en la exposición de una serie de prácticas agrarias para la mitigación y adaptación al cambio climático. En primer lugar, un representante del Departamento de Producción Agraria de la Universidad Politécnica de Madrid expuso diversas técnicas del cultivo tradicional. Seguidamente (en mi opinión los minutos más interesantes de la sesión), se dieron a conocer diversos Proyectos LIFE por sus propios representantes (coordinadores, investigadores o responsables), tales como Operation CO2 (+ info), Regenfarming (+ info), Climagri (+ info), SOSTRICE (+ info) y  AgriClimateChange (+ info).


Por último, y para fomentar diálogo y debate, tres agricultores españoles hablaron de su amplia experiencia en llevar a la realidad las técnicas expuestas anteriormente y tras años de trabajo basado en técnicas de laboreo. Destacaron el comienzo, el cambio de prácticas y técnicas (en definitiva, el cambio de “chip”) como un proceso lento y duro, sobre todo de cara a la polémica que desataron en su día entre los profesionales del sector. Sin embargo, han expuesto con claridad, gran seguridad e incluso cifras, los resultados de la agricultura de conservación, muy positivos en cuanto a conservación, buen estado de “sus” suelos y productividad, la cual, lejos de disminuir, aumentó considerablemente tras el cambio. Además, han reflexionado sobre temas vitales: la toma de conciencia del agricultor como gestor temporal del suelo (no como dueño de él) y la importancia del conocimiento de las consecuencias de las técnicas utilizadas para trabajarlo y sacarle el máximo rendimiento, de cara a evitar “tirar piedras sobre nuestro propio tejado”.

1 comentario:

Isabel Somoza dijo...

Luján, interesantísima entrada e información para ler con calma. Noraboa por este "papel de araña tecendo redes" de ESF